La palabra "democracia" procede del término griego demokratia; demos (pueblo) y kratos(gobierno). Por lo tanto, la democracia representa un sistema político gobernado por el pueblo. Esto era así en sus orígenes, en la antigua Grecia, pero actualmente la democracia ha pasado a ser una democracia representativa en la que los ciudadanos hemos dejado en manos de nuestros políticos y representantes nuestra VOZ. Difícilmente se nos consulta a los ciudadanos sobre determinadas cuestiones, ya que el aparato logístico necesario es tan complicado que sólo en determinadas ocasiones y en forma de referéndum, somos consultados.
Actualmente, la Unión Europea está estableciendo un método en forma de participación ciudadana, en la que se pretende hacer oír la voz de los ciudadanos europeos a través de consultas públicas, aunque a tenor de la escasa participación, parece ser que no tenemos mucho que decir...a penas unas cien personas dimos nuestra opinión, teniendo en cuenta que somos casi 500 millones de europeos, la representación, como veis, es mínima.
La teoría de Fancis Fukuyama (1.989) denominada "El fin de la Historia", se basa en la idea del triunfo del capitalismo y la democracia liberal sobre el socialismo. Una vez caído el comunismo y el fascismo, las ideas extremas ya no existen, Fukuyama afirma que hemos alcanzado "el punto final de la evolución ideológica de la humanidad y la universalización de la democracia occidental como forma última del gobierno humano", es decir, estamos en un momento en el que la brecha entre las distintas corrientes políticas es inexistente, en donde vemos a diario como en el "teatro" de la vida política cada uno ejerce su papel, independientemente de encontrarse en uno u otro lado del poder, y en donde su única ambición es la de conseguir llegar al "trono", acomodarse y hacer lo mismo que su predecesor, ya que el mensaje que le enviamos a nuestra clase política con la escasa participación es que es eso es lo que queremos, y eso nos dan.
Decía Sun Tzu, en "El Arte de la Guerra": "La autoridad es una cuestión de inteligencia, honradez, humanidad, valor y severidad". ¿Reconocéis estos valores en nuestra actual clase política?.
Desde los años noventa, se observa como la democracia también tiene sus problemas, no sólo en su implantación en países totalitarios, si no también en países occidentales con democracias ya bien establecidas, como demuestra la constante disminución del número de votos recogidos en las elecciones nacionales o locales de cualquier país europeo, existiendo una creciente "crisis general de confianza". La filosofía Onora O´Neil, resume esta crisis como:
" La desconfianza y el recelo se han extendido por todas las áreas de la vida, aparentemente por buenas razones. Se dice que los ciudadanos ya no creen a los gobiernos, los políticos, los ministros, la policía, los tribunales o las instituciones penitenciarias. Se dice que los consumidores ya no creen a las empresas, especialmente a las más grandes, o a sus productos. Se dice que ninguno de nosotros confía en los bancos, las aseguradores o las prestadoras de pensiones Se dice que los pacientes ya no confían en los médicos, y en concreto no confían en los hospitales de éstos. La "pérdida de confianza" es, en resumen, un cliché de nuestros tiempos".
¿Qué nos pasa entonces?, ¿acaso hemos perdido la capacidad de confiar, o simplemente la capacidad de asombro, de ser reivindicativos, de opinar, de ilusionarnos...de pensar? ¿nos hemos vuelto tan tibios como nuestros políticos?, tan mediatizados por los medios que nos tienen absorbidos por el cortoplacismo de sus noticias, en los que una desgracia o una buena noticia son tan fugaces que no nos llega a ese lugar del cerebro donde se analiza, se procesa y almacena la información, entonces zas! zas! zas! a golpe de click entrenamos el cerebro para que nada ni nadie nos importe, un cerebro que procesa como la labor más importante del día la de ensimismarnos en el feisbuk ese, o rellenar una encuesta sobre quién nos representará en Eurovisión en 2.010, parece, y también a tenor de los resultados que al pueblo nos dan lo que queremos, o no?? Desde luego, lo que no deberíamos perder nunca es la necesidad de hacernos preguntas, de asombrarnos y señalar con el dedo, como en el cuento del Traje nuevo del emperador, solo un niño fue capaz de ver la verdad, que el emperador iba desnudo!!
Por otro lado, apoderarse de la palabra "Confianza" como un producto más de marketing, como la nueva campaña "esto solo lo arreglamos entre todos.org", de la Fundación Confianza, campaña patrocinada por las mismas grandes empresas que han provocado la pérdida de confianza (BBVA, Cajamadrid, Cepsa, Endesa, Telefónica...), a mi, lo que me provoca, en principio, es "desconfianza", mucha desconfianza. No me creo eso de que las empresas colaboradoras "desean contribuir de manera desinteresada a estimular el cambio", 18 grandes empresas no se ponen de acuerdo para hacer nada si no es por un interés económico. Hace tiempo que no creo en las hadas, aunque me gusten los cuentos...